El descubrimiento en los últimos meses de manipulaciones en los sistemas de control de emisiones de los vehículos, hecho reconocido por el propio fabricante alemán Volkswagen y que últimamente ha salpicado también a otras marcas de automóviles, inquieta, no solo a las autoridades responsables de velar por el cumplimiento de la normativa y a la propia ciudadanía, que observa como la contaminación producida por los automóviles es muy superior a lo que se dice, sino que también nos inquieta y mucho a los responsables de las empresas que operamos en el campo de la inspección técnica de vehículos (ITV).
Es cierto que con la normativa y procedimientos actuales no es posible detectar este tipo de fraudes. Pero también es cierto que su control es posible. Para ello, es necesario que las administraciones competentes –Comisión Europea, Gobierno Central y Comunidades Autónomas- aprueben normas más estrictas y exigentes que las que actualmente nos rigen.
El automóvil, como tantos otros elementos de nuestra vida cotidiana, ha ido incorporando importantes avances tecnológicos y ha pasado con gran rapidez de ser una fantástica creación mecánica a un producto industrial eminentemente tecnológico y sofisticado.
Los controles que se nos permiten realizar en las ITV no alcanzan a que podamos realizar una inspección completa. El automóvil moderno es más complejo y seguro, pero también -tal y como hemos comprobado durante estos últimos meses- más susceptible de manipulación.
Conscientes de ello, varias empresas del sector de las ITV, en colaboración con distintos fabricantes de equipos, venimos desarrollando desde hace algún tiempo nuevas técnicas de comprobación de las emisiones contaminantes que provocan los vehículos.
La Asociación de empresas del sector, AECA-ITV, es miembro del Comité Internacional para la Inspección Técnica de Vehículos (CITA por sus siglas en francés). Este organismo internacional viene impulsando diversos proyectos para la mejora tecnológica de las inspecciones técnicas de vehículos. Uno de ellos, el SET II (Test de emisiones sostenibles), pretende impulsar un procedimiento para llevar a cabo la medición de emisiones contaminantes, tales como los óxidos nitrosos (fuente del escándalo de Volkswagen) o las micropartículas, así como, detectar la manipulación, desconexión o desmontajes fraudulentos que determinados talleres han venido practicando sobre los dispositivos anticontaminación y que recientemente ha denunciado la fiscalía de medioambiente.
Está claro que existe tecnología suficiente para hacer un control más exhaustivo de las emisiones contaminantes y que es posible una detección más eficaz de fraudes en forma de manipulaciones ilegales. Esperamos que cuando hayamos concluido estos trabajos y antes de su puesta en práctica, sean también evaluados y, en su caso, validados, por uno o varios centros de investigación de reconocido prestigio.
En Europa, la normativa que nos rige incide sobre todo en los gases relacionados con el efecto invernadero, como son el monóxido y el dióxido de carbono, pero no tanto en el control de los NOx y las micropartículas que, como evidencian múltiples estudios científicos, tanto daño causan a la salud de las personas, especialmente a las que viven en las grandes ciudades, donde la contaminación provocada por los vehículos diésel supone una tercera parte del total.
España tiene en puertas la aprobación de una nueva legislación que va en la dirección correcta en cuanto a una mayor dureza en los requisitos de seguridad y en un control más amplio de las emisiones, pero entendemos que es manifiestamente insuficiente. Es necesario que la normativa que rige las inspecciones técnicas y de la que pende el Manual de procedimiento de inspección de las estaciones de ITV, ampare y permita aplicar las mejoras tecnológicas existentes en el control de emisiones y en la detección de fraudes.
Los últimos escándalos en los que se han visto involucrados diferentes fabricantes de automóviles y el sector de la reparación nos deberían señalar el camino a todos los que de una u otra forma actuamos en este sector -administraciones competentes, fabricantes de automóviles, estaciones de ITV, talleres, etcétera- que debemos ser más exigentes en los controles y que estamos obligados a cooperar y a encontrar con rapidez respuestas técnicas y legales que reduzcan significativamente las emisiones que provocan los automóviles y que dañan la salud de los ciudadanos. Desde el sector de las ITV tenemos el firme compromiso de promover que dichas soluciones técnicas y legales se puedan implementar y que la sociedad pueda beneficiarse de ellas.
Vamos a un mundo que doblará su población en el horizonte de 2050 y que vivirá mayoritariamente en grandes urbes, por lo que tenemos que ir decididamente hacia una economía mucho menos dependiente del carbono y en la que las emisiones contaminantes que provocan los automóviles se reduzcan prácticamente a cero. Ese debe ser nuestro reto.